Día 9 – Cambio climático en directo en el Chimborazo

Vikunjas (Vicugna vicugna) beim Frühstück im Morgennebel

El día 9 empezó en el campamento base envuelto en niebla. Para aprovechar lo mejor posible el último día a esta altitud, dividimos el grupo. 

Mientras unos se preparaban para el ascenso al glaciar Stübel, los demás fuimos a buscar flora y fauna a casi 4250 metros de altitud. Ya por la mañana llegó la primera sorpresa: Christian pudo fotografiar muy de cerca a un grupo de vicuñas que desayunaban entre la niebla matutina. Las vicuñas son, junto a los guanacos, que viven más al sur, una de las dos especies de camélidos silvestres de Sudamérica. De ellas descienden las llamas y alpacas domesticadas. Dato interesante: solo hace unas pocas décadas que fueron reintroducidos en el Chimborazo.

Para el resto del grupo, la siguiente etapa era el glaciar Stübel. Está a 5200 metros de altitud y ahí queríamos sacar la muestra de hielo más alta. Otra pieza del rompecabezas que nos permitirá saber más cosas sobre la influencia del ser humano en el clima terrestre. Bajo un tímido cielo azul nos pusimos en camino con los equipos.

 

Cuando llegamos al punto de destino, nos llevamos una desagradable sorpresa. Allí no había glaciar ni nada que se le pareciera. Nuestros experimentados guías de montaña habían estado aquí en el 2015. Pero donde hace cinco años había hielo, hoy solo encontramos morrena. ¡Desde el año 2015, el glaciar Stübel ha retrocedido más de 100 metros de altitud! Esto es el cambio climático en directo. 

Y encima habíamos cargado con el taladro en esta difícil ascensión para nada, porque ya no nos daba tiempo a subir esos metros que faltaban por un terreno impracticable ya que esa misma noche teníamos que regresar al valle. 

 

Dirk sacó su equipo fotográfico y documentó el retroceso del glaciar en varios centenares de fotos de alta resolución en las que se pueden reconocer claramente sus estructuras.

Pero no nos volvimos con las manos vacías. Y es que contamos con la ayuda de nuestro magnífico guía Jaime Vargas, que se ofreció a hacer una incursión por el difícil terreno. Ligero de equipaje y armado con un piolet, al final conseguimos una muestra de la superficie del glaciar Stübel. ¡Gracias, Jaime!

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