Atrás quedan muchos meses de preparación. El sábado por fin volamos todos a Ecuador. Todos venimos de disciplinas distintas y de distintas ciudades y centros de investigación, pero lo que nos une es, sobre todo, nuestro interés por el Antropoceno, la época marcada por el ser humano, y que todos somos miembros de la Junge Akademie. Como jóvenes científicos, estamos convencidos de que las transformaciones complejas, como el cambio climático y sus muchos factores y facetas, solo se pueden estudiar de una forma interdisciplinar. Pero esta forma de trabajar interdisciplinar no fluye sola de manera natural: nuestros diferentes contextos y lenguajes técnicos son diferentes y por eso tenemos que aprender e ir probando esta cooperación.
¿Cómo, si no, podríamos intercambiar conocimientos una climatóloga, un biólogo, un químico, una musicóloga, un informático y un médico en un mundo científico cada vez más especializado? ¿Cómo encontramos un lenguaje común, planteamientos y métodos compartidos y, con ello, puntos de contacto para que la tan propugnada interdisciplinariedad realmente funcione?
Como miembros de la Junge Akademie, tenemos la oportunidad de probar justo eso y juntos generar nuevos conocimientos y crear nuevas relaciones entre ellos más allá de las fronteras de nuestras especialidades. Con este blog queremos que todos los interesados puedan en cierta forma acompañarnos un poquito en nuestra expedición al lejano Ecuador (por cierto, hemos compensado la huella de CO2 de los vuelos que nos llevaron hasta allí).
